jueves, 22 de noviembre de 2012

¿QUIÉN ES EL MUERTO?

Al salir a la calle la llamó por el móvil. No hubo respuesta y le volvió a enviar un mensaje de texto. Paró un taxi con el que recorrió la probable ruta que Ella iba a seguir con la bicicleta con la clara intención de encontrarla, le hizo otra llamada sin respuesta. Al mismo tiempo se preguntaba que demonios hacía buscando a una mujer que conocía de hacía nada, con la que mantenía un relación cuando menos extraña, o más extraña que el común de la regla. ¿Había tenido un arranque de preocupación y ternura?, ¿o era que le molestaba la incertidumbre? Le dio al taxista una dirección concreta a la vez que le enviaba otro sms a Ella para decirle que ha estado buscándola y que marcha a una cita de trabajo. Paga al taxista y camina por la ancha acera hasta tres calles más abajo de donde se ha bajado, entra en el portal y sube al tercero, letra A. Pulsa el timbre y abre la puerta un hombre en la treintena. Aculeo le saluda y le llama por su nombre con lentitud, su mano derecha ya se encuentra sobre la culata de la sig sauer en un movimiento que semeja una reverencia ante el otro, y que lo único que pretende es desviar la atención del verdadero propósito que es sacar el arma y disparar con ella en el centro de la frente del muerto. Cierra la puerta y baja las escaleras con agilidad y en silencio. Se mezcla con la gente que camina por la acera y con la que sale y entra de las tiendas. Ha tardado dos minutos en hacer el trabajo; le envía otro mensaje a Ella, y en el momento de pulsar enviar recibe otro; es de Ella. Le dice que esta bien y en casa, que ya le contará cuando el vuelva. Y se instala en medio de una sonrisa estúpida al tiempo que se sumerge por la boca del Metro.