miércoles, 2 de enero de 2013

PASEANDO EN AÑO NUEVO


La luz del Sol tarda en llegar a la Tierra algo más de 8 minutos; ese retraso es el precio que pagamos por no vaporizarnos y permitirnos sembrar una huerta y recoger los tomates para la ensalada; vendimiar, hacer vino y coger uvas de la parra. La misma luz que esperamos encontrar luego de una noche de sueño o muerte inducida. La luz de Goethe.
Me pasé el comienzo de la tarde, hasta la hora de la comida, caminando por la sierra oeste de Madrid, por el simple placer de pasear y esforzarme un poco; sentir el frío y el viento en el rostro. Pensar sin hallar respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia del humán, preguntas que no me hice. 
Más que pensar, sentir el mullido pasto bajo mis pies; observar el vuelo de las alas negras del cuervo que se deja caer tras el barranco; mirar los jirones de nubes que el viento arrastra peinando las cumbres; oír el susurro del roce de las agujas de pino, el gorjeo de pájaros que no veo y levantan el vuelo casi debajo de mis pasos. Sentir la soledad y saberme solo, humanamente solo en el páramo agreste, en la vida y en la muerte. 
Tan vivo y tan diferente. William James escribió: "Hay poca diferencia entre un hombre y otro, pero esta diferencia lo es todo" .