viernes, 8 de enero de 2016

REALIDAD O FICCIÓN



Uno no puede llamarse como quiere así como así, por lo que es mejor que tus padres hayan elegido el nombre correcto para ti cuando te inscribieron en el Registro Civil. Una palabra que escucharás muchas veces a lo largo de tu vida y, si no te suena bien, estás jodido. 
¿Cómo era su nombre cuando se conocieron? Espera...no, no lo recuerda. Ha tenido tantos que ni el orden recuerda de los que recuerda. Eran unos tiempos terribles, ominosos, donde la muerte se sentaba a comer todos los días sin importarle la compañía ni el huésped. La muy hija de puta. No es lo que hace, es el cómo y el cuándo. Pero si, fue en esos días cuando se conocieron y un puente se tendió sobre el abismo, y resultó cómodo y seguro transitar por él; también excitante, maravilloso, un placer, un sufrimiento, el amor. Llegado un momento cualquiera se produce un chasquido y algo se rompe en el puente, imperceptible al principio, la onda tarda en llegar, aunque luego uno se da cuenta de que no hay una reparación satisfactoria. Se siente algo de pena, mucha rabia, ira, y desconsuelo. Un egoísta hambriento de emociones y sentimientos encontrados surge en cada extremo del puente, aunque ya no pueden cruzarle, se miran y ven la tristeza en sus ojos. Nada será como antes porque siendo los mismos ahora son otros; incorporaran nuevas rutinas y seguirán con las que les gustan de siempre. Todo éso y algo más sucedió hace tiempo, da para una novela corta. El resto es ficción.